lunes, septiembre 04, 2006

Encrucijada 27



Cuenta la leyenda que Robert Johnson, músico mediocre y que misteriosamente, de la noche a la mañana, logró convertirse en el mejor guitarrista del Delta del Mississippi, cuyos largos dedos demostraron un conocimiento musical que iba más allá de la edad y la época del artista (frecuente aptitud en los genios).

La historia dice que al cumplir los años 20 comenzó a demostrar un gran interés por la guitarra y empezó a frecuentar los clubes en los que observaba con cuidado a los guitarristas de la zona. Robert buscó asesoramiento en un músico con cierto renombre, Willie Brown, quién trató de ayudar en todo lo que pudo al joven aspirante y le acabó de enseñar los trucos y técnicas de la guitarra y que empleó la mayor parte de su corta vida en perfeccionar su destreza como bluesman, viajando por el Delta del Mississippi e incluso por Canadá y Nueva York.En febrero de 1929 se casó con Virginia Travis, ella quedó embarazada, pero la tragedia marcó a Johnson cuando Virginia y el bebé murieron en el parto en abril de 1930, ella tenía apenas 16 años, este duro golpe lo ahogó con la música. Son House fue su compañero de fatiga, con quién Johnson comenzó a tocar en aquellos primeros años de la década de los 30.[]

No existen pruebas de los vínculos de Robert Johnson con las artes ocultas de la magia negra, sin embargo, la mayor parte de los testigos coinciden en afirmar que sobre el escenario irradiaba un halo mágico que cautivaba al público, cantaba con una dicción levemente apagada, con una voz apasionada, agonizante y muchas veces afectada, pero su guitarra era brillante. Los temas persistentes en sus blues eran la desesperación religiosa y los demonios interiores, también describían imágenes de degradación y de desinhibida sexualidad, en algunas de sus canciones Johnson hace alusiones a ese posible pacto, en "Cross Road Blues", por ejemplo, se habla de un cruce de caminos que muchos consideran como el lugar señalado para su encuentro con Lucifer, aunque no se habla de ningún pacto. Por otra parte, en "Me and The Devil Blues", se dice: "Early in the morning, when you knock at my door/Early in the morning, when you knock at my door/I said Hello Satan, i believe it's time to go". Un músico creativo y genial. Posiblemente, se trata del artista de blues más influyente de todos los tiempos.

En dos sesiones de grabación, Robert dejó estampada toda su obra. Éstas se llevaron a cabo el 23, 26 y 27 de noviembre de 1936, en una habitación del Hotel Gunter de San Antonio (Texas) y, posteriormente, el 19 y 20 de junio de 1937, en un edificio de oficinas de Dallas. Son once los discos de 78 r.p.m. que se editaron durante la vida de Robert Johnson, uno más se conoció una vez que la vida del músico se había apagado. Su obra alcanzó las 29 composiciones. Compuso algunas de las canciones más importantes de la historia del blues, como Crossroad Blues, Come on in my kitchen y Sweet Home Chicago.



Dos años más tarde, cuando su virtuosismo y magnetismo lo habían convertido en el mejor músico de la región, murió envenenado por un hombre que creía que le estaba haciendo la corte a su mujer, mientras tocaba en un bar de Greenwood, en el mes de agosto de 1938. Cincuenta años después de su muerte, una reedición de todas sus grabaciones fue disco de oro y consiguió un premio Grammy.

Tenía 27 años. El 27 es un número familiar para los genios de la música, ya que artistas como Jimmy Hendrix, Jim Morrison, Janis Joplin y Kurt Cobain y hoy 24 de julio del 2011 Amy WineHouse, tuvieron su trágico final a esa misma edad.

La encrucijada 27

A modo personal (y saliendome de mi norma) tengo que contaros que me he sentido muy especial creando el collage de Robert, la acertada mirada, su irónica sonrisa y ese halo de sorna que fluye en las pocas fotos que existen de él, han incubado algo que se que no habitaba en mi.

Blues



Blues, es la historia de la esclavitud de un pueblo. Blues, es la manifestación de una condición de vida. Blues, musicalmente hablando es la maxima expresión de la tristeza.

Para rastrear el nacimiento del blues. habría que ir hasta la costa norteamericana de Virginia más precisamente Jamestown y remontarse a un día de agosto del año 1619, en esas playas, desembarcaron a los primeros esclavos negros traídos en su mayoría desde la costa oeste de África, para trabajar, en régimen de esclavitud, en campos de algodón, a un hombre se le puede arrancar de su espacio vital, el sitio en el que habita y habitaron sus antepasados, pero lo que no se le puede arrancar es su alma, su cultura, su folklore que en este caso se traducía en canciones de ritmos regulares en las que explicaban sus emociones, sentimientos sobre la vida y la inmensa tristeza que les producía haber sido desarraigados de su tierra.

Al principio se entonaban en bantú, fon, yoruba y otras lenguas y dialectos de África; luego, cuando los esclavos incorporaron la lengua del colonizador, los cantos comenzaron a decirse en inglés. Pronto esa música, viva y primordialmente rítmica, fue el fondo de una serie de temas que dieron cuenta de los infortunios por los que pasaba el esclavo en el infierno de las plantaciones. Eran los llamados work songs (cantos de trabajo), canciones improvisadas durante la faena. Una voz entonaba un verso, que de inmediato el resto repetía a coro.

Un siglo después, sólo en Nueva Orleans, había un promedio aproximado de cinco mil negros por cada cuatro mil blancos. Los hijos y nietos de esos esclavos iban a ser los fundadores del "blues" (en inglés significa "melancolía"). Decir I`ve got the blues en los años treinta y cuarenta del siglo XIX significaba aburrirse, pero hacia los años sesenta de ese mismo siglo, tenía la connotación de infelicidad, con el tiempo fue enrriqueciéndose con la herencia viva de quienes vivieron en la pobreza, la persecución y el trabajo duro, experimentando a partir de entonces el amor y la traición, la santidad y el pecado, el placer y el dolor del sexo, la tragedia, la cárcel, la risa, la ebriedad, la desesperación y la pura alegría.
Hoy el grito debe ser “el blues sigue vivo, the blues live”

domingo, septiembre 03, 2006

Pater musicorum



Guido d'Arezzo, monje benedictino, 995-1050, considerado el padre de la música, quien dio nombre a las notas musicales tal y como las conocemos hoy. Pero no fueron en absoluto inventadas por él.

Las extrajo de las sílabas iniciales de cada hemistiquio del Himno a
San Juan, llamado Ut queant laxis, y a él le debemos la fórmula
que permite memorizar la entonación precisa de las notas.

HIMNO A SAN JUAN

Ut queant laxis
Re sonare fibris
Mira gestorum
Famuli torum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Iohannes

La nota Do=Ut se utiliza sólo en el idioma alemán y para el Canto
Gregoriano.
La nota SI la formó con las iniciales de Sancte Iohannes.

La canción más antigua



Anne Kilmer profesor especializado en Siriología de la Universidad de California, y el conservador del Museo Lowie de antropología de Berkeley un par de investigadores han trascrito de unas tablas de arcillas, unas composiciones musicales que podrían ser las más antiguas del mundo.

Las tablas de arcilla con escritura cuneiforme, habían sido excavadas a principios de los 50 en la ciudad siria de Ugarit.
Una de ellas contenía un himno completo, la letra y la música del mismo.

Las tablas datan del año 1400 A.C. y contienen un himno a la diosa Nikal, esposa del dios de la Luna, ofreciendo también las instrucciones detalladas de interpretación para un cantante acompañado por un arpista, así como instrucciones para templar el arpa.

En la imagen he superpuesto la tabla de arcilla según se encontró y el documento en el que se hizo la trascripción para que se vean mejor los tipos de escritura.